jueves, 7 de abril de 2011

La memoria de Miguel la llevaron otros


Publicado el 4 de Abril de 2011  Tiempo Argentino  4 de abril 2011


Unas gotas gruesas comenzaron a caer cuando Martín Sharples subió al escenario del Rosedal. “Son las lágrimas de los 30 mil”, dijo desde su silla de ruedas. Unos minutos antes había terminado la décima Carrera de Miguel, que el gobierno de Mauricio Macri organizó licuándole su mensaje de Memoria, Verdad y Justicia. Otros se lo devolvieron. Y Martín se encargó de aclarar: “A Miguel no se lo llevaron por corredor, se lo llevaron por luchador, por militante.” 
Hubo unas 2000 personas en Palermo, aunque desde el gobierno porteño aseguraban que había 4000 mil más. Acaso tenga relación con la poca difusión oficial que tuvo. Sergio Trecaman ganó la prueba de ocho kilómetros entre los varones. Sharon Hecker hizo lo propio entre las mujeres. Pero el verdadero espíritu de la Carrera estuvo en otro lado. En Elvira Sánchez. En las asociaciones y movimientos que preparan la 1ª Carrera Federal de Miguel, que se hará en octubre en Berazategui, donde está la Escuela Che Guevara. Esos organismos repartieron volantes con la historia de Miguel, mostraron a los profesores de educación física desaparecidos, y a los deportistas cubanos asesinados en el atentado a cubana en 1976. También hizo ruido La Poderosa, con globos, bombos y carteles con “422 motivos para que te vayas”, dedicados a Macri.
“Demostramos que la Carrera no es del macrismo ni de ningún gobierno sino del pueblo”, aseguró Pedro Tavosnanska, del Consejo Consultivo de la Sociedad Civil de la Cancillería. Sharples (foto) cerró el homenaje, como siempre. Fue la voz de Miguel. Le agradeció a Pablo Llonto, uno de los periodistas que investigó la historia de Miguel, y reivindicó con emoción su lucha por la verdad en el caso Herrera de Noble. Y ahí, Martín anunció que le entregaba el premio al hombre que había descolgado los cuadros de los genocidas. “El hombre que hizo que Miguel volviera a militar”, dijo. No hizo falta nombrarlo. Ahora quiere que el premio, el premio de Miguel, le llegue a Cristina. La lluvia, de a poco, iba parando.

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