martes, 25 de febrero de 2014

Por Emiliano Ojea.
Presidente del Observatorio de Políticas Públicas Deportivas y Coordinador General de UBA Deportes


Toda decisión política y, sobre todo, la de un cambio de gabinete, merece un análisis profundo. En efecto, la llegada de Carlos Mauricio “Camau” Espínola a la Secretaría de Deporte de la Nación (¿O debo decir la salida de Claudio Morresi?) no permanece exenta. Es que el arribo del ex intendente de la ciudad de Corrientes (quien obtuviera el 45% de los votos en las últimas elecciones a gobernador de la provincia homónima resultando segundo, detrás de Colombi) es un hecho que “pone sobre la mesa” varias cuestiones relativas al deporte en nuestro país que merecían revisión, a la vez que abre un escenario de nuevos desafíos.

El primer dato relevante es que el saliente Secretario ejercía su rol desde julio de 2004. Nueve años y medio al frente de una secretaría de estado no es tarea sencilla. En ese sentido, se han logrado avances en el deporte nacional. El escenario deportivo en los últimos diez años presenta numerosas buenas noticias. Un claro ejemplo de esto es la creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), herramienta que contribuye a que nuestros atletas tengan las condiciones necesarias para planificar sus carreras deportivas sin dificultades ajenas al propio desafío de su actividad. Si bien se sabe que en la gestión tuvo mucho que ver el peso específico del presidente del Comité Olímpico Argentino, Gerardo Werthein, la Secretaría de Deporte de la Nación no estuvo ajena. Otras cuestiones a destacar de la gestión de Morresi tienen que ver con la puesta en valor del Ce.Re.Na. y del Ce.N.A.R.D., bastión del deporte nacional que permanecía olvidado; la implementación transparente de becas; el ordenamiento de las Federaciones; la construcción de playones deportivos a lo largo y a lo ancho del país y la fuerte apuesta al renacimiento de los Juegos Evita son otras conquistas del deporte en la última década.

Pero en un marco de crecimiento del país, de su economía y de políticas de inclusión social muy fuertes y efectivas, la gestión de Morresi había encontrado su techo hace algunos años. Por un lado, hay un fuerte reclamo desde las dirigencia política de las agrupaciones que apoyan al Gobierno de no poder contar con el apoyo de la Secretaría en ninguna de sus acciones; el Proyecto Nacional tiene una fuerte impronta de recuperar la herramienta de la construcción política como uno de sus pilares, gran parte de esta apuesta pasa por la construcción territorial de las Organizaciones Sociales y Políticas que acompañamos el modelo, el deporte es un gran convocante en cada barrio, las actividades pasan por los clubes de barrio o por los potreros. Si lo comparamos con el primer peronismo, en esta década no hubo la decisión política de fundar o refundar clubes sociales, como sí la hubo en construir mil escuelas, hospitales o centros de salud. 

Este punto es algo que parece tener claro el flamante Secretario, “Camau” Espínola, que en su primera entrevista planteó que “queremos trabajar con los clubes pero también con las organizaciones barriales. Es una decisión política del Gobierno de la Nación que intentaré desarrollar generando relaciones con los intendentes y gobernadores, a los que seguiré ayudando desde mi lugar en las gestiones que podamos”. Nuestra idea es generar políticas de contención social e inclusión, desde un lugar relativamente sencillo, que es el deporte”.

Algo similar ocurrió con otros actores determinantes del mundo deportivo: los dirigentes y los deportistas de peso. Ocurre que la falta de contención por parte de la Secretaría de Deporte hizo que estos referentes terminen dialogando con otros actores políticos, incluso de la oposición.

Otro motivo de desgaste es el hecho de que los sucesos más importantes ocurridos en materia deportiva en los últimos años no surgieron –paradójicamente- de la cartera de deporte. Claros ejemplos resultan la creación del primer canal de TV pura y exclusivamente deportivo, DeporTV, que nace en el seno del Ministerio de Educación de la Nación; la histórica conquista de acceder de manera gratuita a un Fútbol para Todos, programa dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros; o quedar fuera de uno de los espectáculos deportivos más relevante de los últimos tiempos, como el Rally Dakar, institucionalmente patrocinado por el Ministerio de Turismo de la Nación. 

Todos acontecimientos que, sin dudas, contribuyen al desarrollo del deporte en nuestro país pero, sin embargo, surgieron de otras esferas del estado nacional. Del mismo modo, cabe el señalamiento, el deporte fue el gran ausente en los festejos más significativos que se recuerden: el bicentenario. Cuesta entender cómo en una apuesta y un despliegue tan grande como la celebración de los 200 años de nuestro país no pudiéramos contar con la presencia de los deportistas (embajadores, como decía Perón) siendo que en la mayoría de las disciplinas contamos con atletas de reconocimiento y prestigio mundial.

Pero los que creemos en este proyecto político sabemos que siempre va por más. Por eso tiene que saber Camau, entonces, que con esa declaración de intenciones y esa línea de trabajo que manifestó, seremos muchos los dirigentes, funcionarios y deportistas que lo apoyaremos, acompañando a un renacer de un deporte fuertemente inclusivo y para todos, un deporte como bien social y cultural que realce la identidad nacional. 

Ojalá se venga el momento de refundar los más de mil clubes que nacieron de la construcción territorial y la militancia social; de hacer efectiva la Ley Nacional del Deporte y darle mayor volumen al Consejo Nacional del Deporte; de aprovechar su figura para convocar a los deportistas con trayectoria a compartir el proyecto y que tengan lugar para devolverle al pueblo argentino el apoyo que este le dio; de desarrollar y fortalecer el deporte universitario, atento a lo que viene ocurriendo en el resto del mundo y logrando que nuestros estudiantes puedan crecer en sus estudios a la par que en la práctica deportiva. 

Es tiempo de estar en sintonía con el resto de los países de nuestra América Latina, donde el deporte tiene rango ministerial y no de secretaría. En definitiva es hora, sin dudas, de formar un scrum todos los actores vinculados al mundo deportivo y empujar para adelante. Es la única forma que el deporte en Argentina ocupe el lugar que realmente merece.

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